El poder político de Ricardo Monreal (parte II)

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Hasta hace una semana el tema de la sucesión presidencial concluyó con algunas interpretaciones y mensajes que, de acuerdo con algunos especialistas, tuvo una dedicatoria especial desde la tribuna de la mañanera. Buena parte de ese análisis, deviene de una supuesta narrativa de elogios públicos, seguido de una lista de funcionarios del gabinete, y de un círculo muy cercano a los que nombró como posibles candidatos. Sin embargo, en una competencia interna de Morena, el abanico no se limita ahí.

Mucho se ha dicho, pero realmente lo que importa es la verdadera operación y el poder político que los personajes claves demuestran en dos años y medio. Es un hecho que en esa coyuntura transita el Coordinador de los Senadores de Morena en la Cámara Alta, Ricardo Monreal. Tuvo la oportunidad de tener una encomienda clave y, tal parece, que, en resumen, es el operador más eficiente y eficaz del presidente López Obrador.

No hay porque suprimirlo de la lista, sino todo lo contrario: es un aspirante potencialmente competitivo para quedarse con la candidatura de Morena. Quizá las razones de no haber sido nombrado, descubre la verdadera raíz de fondo. El origen de todo puede radicar en asumir la responsabilidad de llegar fortalecidos con un actor que se convierta en el vehículo de la sucesión presidencial, en otras palabras, que cumpla todas las expectativas sin desgaste y, sin la menor estrategia de golpeteo que, en consecuencia, será una de las maniobras de la derecha que pondrá a la intemperie de la opinión pública.

Otro aspecto es hacer más relevante la coyuntura para competir adecuadamente— sin métodos— ni descalificaciones. Una sana convivencia para cerrar filas de cara a la sucesión presidencial, lograría mostrar el verdadero compromiso, sin la necesidad de golpismos ni guerra sucia que pueda quebrar la relación a posteriori. Supongamos que ese hecho trasciende así, entonces, los protagonismos pueden tomar más auge; ese correcto comportamiento puede, en términos generales, tener claridad para el presidente.

En principio, esa puede ser una técnica del presidente. Optó por adelantar el periodo con algunos nombres, eso sí, nada definitivo. Él lograría frenar en cualquier momento toda intención de los perfiles que mencionó o, simplemente, atraer a los reflectores que, junto con ello, acarrean la hostilidad.

Es todavía muy prematuro ir adelantando los nombres— entre quienes cada vez— insisten en una candidatura cantada de una supuesta inclinación de Palacio Nacional. Hoy es claro que no hay nada para nadie, al menos, no una cargada que permita descifrar que hay un heredero. Sin embargo, hay aquellos que saben conducir esa tarea de cara a la sucesión.

De ahí que resalte el nombre de Ricardo Monreal. Tal vez, para muchos, incluyendo a un servidor, es el personaje que más probabilidades tiene de llegar fortalecido a la cita previa. Tras los anuncios que hizo el presidente, el coordinador de los senadores mostró su eficacia. A cambio, envió un mensaje con una actitud tranquila, serena; sabe que un movimiento en falso y la caída pueden ser estrepitosa, por ello, muestra experiencia y cálculo político.

Su eficacia y capacidad pueden terminar siendo determinantes. Por ello, conserva su estilo prudente.

Y como no lo va a demostrar si, detrás de ese poderío, ha desembocado una potencial carrera llena de éxitos. Eso, hasta el día de hoy, nos hace reconsiderar las altas probabilidades de arribar airoso. De hecho, el propio Ricardo no niega su intención, aunque, en esa coyuntura, es cada vez más mesurado; es cierto que, su verdadero propósito, es llegar con Morena y, por las mismas razones, ha dejado entrever que jugará hasta el último minuto. Sabe que, para sobrevivir políticamente en una aspiración presidencial, hay que hacer una estructura sólida y moldeada a favor de la causa del senador; la tiene, y dudo que alguien más posea la solidez de una columna vertebral del tamaño de Monreal.

Ante ello, él sabe que el escenario es idóneo. Las mismas circunstancias lo están empujando, pero hasta ahorita, su mirada, sigue fija en su responsabilidad legislativa que no solo coordina, sino lidera con pericia y habilidad. En resumen, el poder político de Ricardo Monreal rompe cualquier frontera; sus bases tienen mucho futuro y, para principios del 2024, se vislumbra un ambiente favorable. La lógica a estas alturas de la sucesión adelantada que pronunció el presidente, lo coloca en una situación inmejorable y confirma que, debido a su posición, liderazgo e influencia con distintas fuerzas, vive su mejor etapa.

Eso sí, se enfrenta a una tarea compleja, pues está ahorita, se hace visible tal vez esa inconformidad natural que desprende de los intereses que cada uno de los presidenciables posé. Esto viene hacer, por coyuntura, una etapa común; en todos los partidos tratan de polarizar alrededor de la lucha por ganar y escalar posiciones. Por ello, se requiere capacidad de negociación y convergencia interna para crear identidad y una sola ruta para participar en Morena; ese hombre, sin duda, es Ricardo Monreal: un perfil capaz de resolver esos problemas con la habilidad que ha desempeñado en distintas responsabilidades.

Finalmente, hay evidencias y testimonios de las virtudes que sujeta el coordinador de los senadores de Morena. Actúa siempre por convicción; eso debemos tomar en cuenta y no soslayar. Ricardo Monreal es un perfil sumamente competitivo en Morena, de eso no hay duda. Su poder político lo hace diferente.

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