La histórica elección

“Perder la esperanza no es una opción” Bernie Sanders.

0
4326

El pasado primero de julio las y los mexicanos hicieron historia y es que hasta antes de ese día habíamos vivido un régimen de más de 80 años. Pues si bien, se cambiaba de persona en el cargo presidencial, el partido político y las ideas seguían siendo exactamente las mismas; prácticamente el Presidente saliente nombraba al Presidente entrante y así sucesivamente. Era justo como lo mencionó en alguna ocasión el célebre escritor peruano Mario Vargas Llosa, “una dictadura perfecta”,una dictadura que cambiaba de nombre pero no de apellido.

Si bien en el año 2000 existió una alternancia por parte del Partido Acción Nacional; su gobierno fue todavía peor que el representado por el partido tricolor, pues, la guerra desatada en contra del narcotráfico y sus políticas tendientes al beneficio de los oligarcas, crearon un clima de inestabilidad en un país de por sí desigual; y si a eso le agregamos que fue una transición planeada, fraudulenta y en beneficio del PRI; entonces debemos hablar de que no existió variación alguna.

Sin embargo; en México por primera vez gobernará la izquierda, una izquierda moderada pero que tendrá la difícil tarea de llevar a cabo un cambio radical en cuestiones enfocadas al tema de seguridad, desarrollo económico, educación y salud. Temas que por cierto, fueron olvidados por los gobiernos neoliberales de los últimos 30 años, mandatos que simplemente beneficiaron a unos cuantos y perjudicaron a millones de mexicanos y mexicanas. Y es que no importa que la economía mexicana sea la numero 14 a nivel mundial cuando existen 40 millones de pobres, cuando existe un rezago educativo impresionante y cuando sólo 15 o 20 familias concentran la mayor parte de la riqueza en el país.

En México a lo largo de la historia todo se ha desenvuelto a través de claroscuros; podrán decir que la transición de gobierno fue plena y pacífica, que no existió derramamiento de sangre ni le costó la vida a nadie, sin embargo; en México a lo largo de los 80 años del régimen se violaron múltiples derechos humanos, hubo torturas, feminicidios, desapariciones forzadas, masacres y violencia al por mayor. No nos engañemos, la victoria de la izquierda en México no fue producto de la casualidad, y es que todas y todos los mexicanos clamábamos que se respetara nuestra decisión a la hora de emitir el voto, que se abriera paso hacia una democracia verdadera, que se cumpliera única y exclusivamente la voluntad de un pueblo y de una sociedad harta de corrupción y de trapacerías por parte de las cúpulas más encarnadas en la política mexicana.

La elección del primero de julio se debió en gran parte a una figura representativa como la de Andrés Manuel López Obrador, sin embargo, también se debió al hartazgo sustancial por parte de la mayoría de las y los mexicanos, un voto de castigo a la famosa “Dictadura Perfecta”; una dictadura que gobernó por más de 80 años pero que por fin llegó a su desenlace.

Así pues, en México se respetó la decisión del pueblo por una sola razón, porque se ejerció el derecho al voto en la mayoría de las casillas del país. Un sufragio decidido al cuál fue imposible hacerle fraude aunque, claro está, con sus honrosas excepciones pues en Puebla; así como en distintos puntos del estado de Michoacán, como es el caso de Zitácuaro, se siguió con las viejas y antañas costumbres fraudulentas, facciosas y engañosas.

Enhorabuena a todas y todos los luchadores sociales; a las y los demócratas; a aquellas y aquellos líderes que nunca claudicaron bajo la opresión del régimen; que nunca quitaron el dedo del renglón y que optaron por la vía electoral y no por la vía de las armas. Pero sobre todo, felicidades a la sociedad que salió a votar y que hizo valer su decisión en todas y cada una de las entidades del país.