Un año pasó ya, pero en realidad no ha pasado nada. El 21 de septiembre de 2020, Jessica González Villaseñor salió de su casa ubicada al norte de la ciudad de Morelia, al ras de las 17 horas, sin saber que esa sería la última ocasión que vería a su familia, la joven fue violada, golpeada y asesinada; y su supuesto feminicida continúa sin recibir una pena por el crimen.
Jessica era una joven profesora de 21 años, próxima a ocupar una plaza docente en el vecino estado de Guanajuato, esto tras culminar de manera exitosa sus estudios de educadora, sin embargo, más de 30 golpes acabaron con su vida.
“Jessi” como era conocida por amigos y familiares aseguró a su madre que saldría a tomar un café con su amiga Renata, pero en realidad salió de paseo con un joven menor que ella de nombre Diego, quien la llevó a su domicilio ubicado al sur de a ciudad en el fraccionamiento Montaña Monarca en la zona residencial de Altozano.
La profesora fue víctima de una golpiza propiciada supuestamente por el joven de 18 años, quien laceró cabeza, cuello, senos, caderas, abdomen, muslos internos, vagina y el rostro de Jessica en al menos 31 ocasiones diferentes; peritos de la Fiscalía General del Estado (FGE) consideraron el acto como un trato cruel mediante el cual se buscaba quebrantar a la afectada.
Tras cuatro días de búsqueda para dar con el paradero de Jessica González, el 25 de septiembre de 2020, la FGE informó que el cuerpo de la joven fue encontrado a 500 metros de distancia de la cerca perimetral del fraccionamiento Monarca, desnudo de la cadera para abajo, únicamente lo tapaba un sostén negro, un suéter café y un reloj manecillas.
El presunto culpable, Diego Urik “N” fue capturado cinco días después, el 30 de septiembre, en el municipio de Cihuatlán, Jalisco en un centro vacacional denominado “Barra de Navidad”, tras su aprehensión fue llevado ante el juez de control que ordenó su detención para comparecer por el asesinato de la joven maestra.
Con el hallazgo del cuerpo de Jessica y la detención de Diego, la familia González Villaseñor culminó la búsqueda de su hija desaparecida, pero comenzó un nuevo proceso que, acompañado de la rabia y la tristeza, parece no tener fin.
En entrevista con PCM Noticias, Cristo Adán González Villaseñor, hermano de Jessica relató las dificultades a las que se han enfrentado la familia desde el primer día de su desaparición hasta el día de hoy, un año después de la muerte de su hermana sin justicia, un homicidio más en la total impunidad.
Desde un inicio nos pudimos dar cuenta de como las autoridades no están capacitadas para hacer su trabajo, desde el primer día que mi hermana no aparecía nosotros ya dormíamos en la Fiscalía en la espera de alguna noticia de Jessi y aunque simulaban que trabajaban no hicieron nada hasta que el caso se volvió público.
Medios de comunicación locales y nacionales arroparon la muerte de Jessica como un suceso de suma relevancia, movilizaciones al interior de la capital michoacana comenzaron a proliferar, colectivos de desaparecidos y feministas se sumaron a la búsqueda, toda la ciudad intentaba encontrar a Jessica.
Sin embargo, tras cuatro días de aparente búsqueda fue cuerpo fue encontrado sin vida, pero su familia considera que el hallazgo pudo haber sido más rápido, así como todos los procesos que acompañan, ahora, la posible impartición de justicia para la joven de 21 años.
Luego de la detención de Diego “N” inició el proceso penal en su contra por el presunto feminicidio de Jessica González Villaseñor, el cual, a la fecha, se encuentra detenido debido a la presentación de tres amparos por parte de la defensa del imputado, quien alega por reducir su condena mediante un juicio abreviado por el delito de homicidio doloso y no feminicidio.
Dichos amparos yacen en cancha nacional en el Poder Judicial de la Federación, en donde los jueces federales no han podido resolver las apelaciones presentadas desde diciembre de 2020, debido a ello, Jessica y su familia continúan sin justicia.
Michoacán feminicida y la falta de justicia
Desde el 2020 a la fecha, en Michoacán 378 mujeres han sido asesinadas de manera dolosa, mientras que 41 fueron víctimas de feminicidio, es decir, de una ejecución por motivos de género.
De las asesinadas, 419 casos fueron investigados por la Fiscalía General el Estado, de los cuales se giraron 219 ordenes de aprehensión a los presuntos culpables de los hechos, sin embargo, sólo 20 recibieron sentencia formal dictada por un juez, 399 continúa en la impunidad.
La fiscal de Homicidio Doloso contra la Mujer y Feminicidio de la FGE de Michoacán, Verónica Guzmán Pérez, mencionó que la cifra negra se debe a complicaciones derivadas de los juzgados, las ordenes de aprehensión no cumplimentadas y procesos penales parados debido a la pandemia del COVID-19.
En tanto a las causas de las ejecuciones a mujeres, el funcionaria estatal reconoció que están vinculados a un tema social, cultural y familiar que persiste no sólo en la entidad, sino en todo el país.
Continúa la lucha por Jessica
Ante la falta de atención por parte de las autoridades, los obstáculos en materia penal, las amenazas de muerte que ha recibido la familia González Villaseñor en la exigencia de que paren con la búsqueda de justicia para Jessica, su madre Verónica Villaseñor Ferreyra sentenció que no se detendrán hasta que se le dicte a su asesino una pena ejemplar.
La madre de la joven moreliana afirmó que la lucha ya no es sólo por su hija sino para sentar un precedente en la historia de Michoacán, “que nadie piense ni por un segundo que se puede violentar, herir y hasta matar a una mujer sin consecuencia alguna”.
