Una familia preocupada por la conservación de las especies animales decidió formar un campamento tortuguero y acompañado con voluntarios que habitan en la zona de Lázaro Cárdenas día con día luchan contra los depredadores naturales de la tortuga golfina, laúd y negra, variedades que llegan a las costas michoacanos para desovar hasta 1.5 millones de crías.


Todos las mañanas, cerca de las 05 horas los voluntarios recorren el campamento para revisar los corrales donde los quelonios eclosionan, mientras otros caminan por la playa buscando alguna tortuga desovando o detectando nuevos nidos para retirar los huevos y moverlos a la zona segura, por la noche repiten las actividades.


Ya con las crías que fueron celosamente resguardadas, las retiran del refugio para después llevarlas a la orilla del mar, iniciando así su vida salvaje esperando puedan regresar tiempo después a cumplir el ciclo de vida.
Así es como en Rancho ‘El Malacate’ y muchos otros campamentos tortugueros luchan para lograr conservar esta especie milenaria.

