El dueño de un restaurante en China tuvo una idea un poco extraña para que sus clientes regresaran constantemente a comprar su comida.
Este sujeto se encargó de agregar un ingrediente especial a los platillos que vendía: Opio. Con esto hizo adictos a sus comensales.
De esta forma el dueño del restaurante en vez de convencer a sus clientes de regresar a su establecimiento por el buen sazón, los hacía volver por la adicción que les estaba desarrollando a partir del opio en la comida.
Toda esta estrategia de mercadotécnia se le vino abajo al dueño del restaurante cuando uno de los clientes tuvo que aplicarse un antidoping en el que salió positivo a mofrina.
Después de un duro interrogatorio el cliente aseguró que no había consumido ningún tipo de droga y comentó que había ido a comer fideos de caracol a cierto restaurante, lo que le pareció sospechoso a las autoridades.
Por ello visitaron este lugar en China donde encontraron 76 gramos de polvo de semilla de amapola, que era el toque especial para las comidas que servían.
El dueño del restaurante aseguró que lo hizo pensando en que si le agregaba un poco de opio a los platillos lograría que sus clientes se volvieran fans del lugar.
Hasta ahora la policía de Guangxi sigue investigando el caso.